Educación Cristiana Alternativa

Educación es algo muy diferente de lo que usted piensa …

El estado no es Dios

En este artículo deseo examinar a la luz de la Biblia una de las tendencias más fuertes de los tiempos presentes, y la que más debería preocupar a los cristianos. Y como veremos, tiene también mucha injerencia en la educación.

«…Y se admiró toda la tierra detrás de la bestia, y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella? (…) Y la adoraron todos los habitantes de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue sacrificado desde el principio del mundo. Si alguien tiene oido, que oiga.» (Apocalipsis 13:3-4.8-9)

Esta visión recibió el apóstol Juan ante el trasfondo del imperio romano, cuyos emperadores se hacían adorar como si fueran dioses.
En el imperio romano se adoraban muchos dioses. Cada uno era libre para adorar a cualquier dios que deseaba. Solamente que había que participar también en el rito obligatorio de quemar un poco de incienso en adoración al emperador.
Fue por esa razón que miles de cristianos fueron martirizados. No porque adoraban a Cristo; eso no era prohibido. Pero ellos se negaron a adorar a otro dios – el César – aparte de Cristo.
La adoración al emperador se dirigía no solamente a él como persona individual. El emperador representaba la entera institución del imperio, que se resumía con: «El senado y el pueblo romano». Es que antes de surgir los emperadores, Roma había sido una república casi democrática. Tenía su parlamento, el senado; y tenía una forma de separación de poderes. Cuando Roma se convirtió en un imperio, las formas democráticas se mantuvieron según la apariencia exterior. El senado siguió ejerciendo sus funciones; pero los emperadores manipulaban y presionaban a los senadores para que hicieran la voluntad del emperador. El imperio romano era una dictadura militar disfrazada como democracia. Este detalle es importante para entender los tiempos actuales.
Entonces, adorar al emperador significaba a la vez reconocer que la entera institución del imperio era divina. En la profecía bíblica, una «bestia» no significa una persona individual. Significa un reino o gobierno, un «sistema» entero. Eso se nota claramente en la visión de Daniel acerca de las cuatro bestias (Daniel cap.7).
Los primeros cristianos sabían muy bien que ningún hombre, y ninguna institución, puede ocupar el lugar de Dios. Por eso se negaron a ofrecer incienso al César.

La visión de Juan es a la vez una profecía de lo que sucederá en los últimos tiempos antes de la segunda venida de Cristo. Una «bestia», con carácteristicas similares al imperio romano, gobernará sobre el mundo entero. Y esa bestia exigirá ser reconocida como dios y salvador del mundo.

No debemos pensar que esa bestia se presentará sorpresivamente para instituir una dictadura mundial. Si lo hiciera de esa manera torpe, el mundo se rebelaría contra ella. Mas bien, está influenciando al mundo poco a poco, a renunciar a sus libertades y derechos, y a ceder cada vez más poder a la bestia. Por varias décadas ya, el mundo ha sido sometido a una campaña de propaganda y lavado del cerebro por parte de los gobiernos, los medios de comunicación (inclusive las grandes empresas y «redes sociales» que controlan la internet), y los sistemas escolares. El mensaje siempre es el mismo, aunque en diversas variaciones: «El estado es el encargado de solucionar todos los problemas. Si algo no funciona, si la gente está sufriendo, si hay injusticias, ¿qué hay que hacer? Reclamar al estado que lo solucione. Necesitamos un gobierno más fuerte, un gobierno más poderoso, y entonces los problemas se solucionarán.» – Si eso se pone en práctica de manera consecuente, ¿cuál es el resultado final? Obvio: una dictadura. La forma de gobierno donde el estado es más fuerte y poderoso, es la dictadura.
Si pudiéramos por unos momentos librarnos de la influencia omnipresente de la progaganda, entonces veríamos que en realidad, en muchas ocasiones, el estado genera problemas, sufrimientos e injusticias, que sin su interferencia no existirían. Cuánto más fuerte se hace el estado, más aumentan esos problemas.

Mientras escribo esto, encuentro un editorial reciente en un diario peruano: «300 mil víctimas de un plan estatal cuyo fin era reducir la pobreza aún esperan justicia. Resulta increíble que el argumento usado para esterilizar a casi 300 mil personas durante el gobierno de Alberto Fujimori haya sido la lucha contra la pobreza. Entre 1996 y 2000, según un informe de la Defensoría del Pueblo, se realizaron 272.028 ligaduras de trompas y 22.004 vasectomías. 19 personas fallecieron por complicaciones postoperatorias.» («La República», Lima, 12 de mayo de 2021)
Lo más irónico – y trágico – son las circunstancias en las que se escribe ese editorial…
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